Entrevista a Oscar Barbieri, Secretario General de la CGT regional Paraná
¿Qué tal, Oscar? ¿Cómo le va? Buen viernes. Tiago Romero y Lucrecia Klausich lo saludan.
¿Cómo anda? Buen día, Tiago. Buen día, Lucrecia y audiencia. Aquí estamos en un tiempo de reflexión en cuanto a lo que fue la movilización prevista para el día miércoles pasado, que en mi caso me tomó con un par de compañeros de Paraná en Buenos Aires del sindicato de dragado y balizamiento. Y la verdad que fue una marcha cuantitativamente muy muy muy buena, en paz, con mucha tranquilidad. El protocolo estuvo muy simulado. Esto hizo que no hubiera reacciones en contrario y tampoco los infiltrados, que muchas veces no son detectados y queman autos y queman otras cosas. Nos queda la sensación como que no hay registro de los rostros; son infiltrados, son servicios que tratan de menoscabar y de hacer pasar por una cuestión que no es propia al movimiento obrero este tipo de acciones.
En Paraná también hubo movilización…
Sí, acá en Paraná también hubo, como dijo usted, esa marcha alrededor del túnel. Y lo principal hay que rescatar es que poco a poco el común del pueblo, de los trabajadores, va ganando la calle. No en la medida que por ahí uno desearía, pero esto debe ser un fuerte llamado de atención al gobierno nacional. Fundamentalmente, no estamos contra los gobiernos elegidos por la mayoría necesaria de la población. Sí le pedimos un cambio en el rumbo económico y en las políticas laborales y para nuestros jubilados. Y cuando digo laborales, no me refiero solamente al 24 o 25 por ciento de la masa trabajadora argentina que tiene la posibilidad o la fortuna de tener un trabajo en relación de dependencia —más allá de los bajos salarios y la pérdida del poder adquisitivo— sino a aquellos que la pelean día a día para sostener sus hogares.
¿Tuvo la adhesión que esperaban en esta tercera huelga nacional?
Mire, es una cuestión que, desde mi punto de vista, respetando quien piensa distinto, hubiéramos esperado tal vez un poco más. Pero también uno entiende la realidad de los trabajadores. A veces te piden paro, paro, paro, y después cuando llega el momento de parar, entran a jugar algunos factores que uno entiende perfectamente: cómo este gobierno, del cual poco se habla, ha generado la pérdida de 250.000 puestos de trabajo en el sector privado, más de 12.000 empresas cerradas, y en el Estado Nacional 45.000 puestos de trabajo menos. Y siempre hago la misma pregunta: ¿dónde van esos trabajadores? Nuevamente a integrar esa gran masa de desocupados que pelea y compite en forma prácticamente desleal para cartonear un poco más o para poner un Uber, algo que me hace acordar a los 90, cuando te indemnizaban, te daban un fondo de reconversión laboral, te daban cursos, y el 90% se ponía un quiosco, o arrancaban con los remises, y después se chocaban entre ellos buscando pasajeros.
¿Cuál es su mirada respecto a la crítica de algunos sectores al paro nacional?.
La CGT se manifiesta porque entiende el contexto, y ha sido sabia y prudente. Después está ese periodismo vernáculo de Capital Federal que pregunta: “¿dónde está la CGT?”, “están escondidos”. Cuando salimos, dicen que estamos interrumpiendo el desarrollo del país. Dicen que se perdieron 880 millones de dólares por el paro, pero nadie habla de los 400 millones diarios que se pierden cuando el Banco Central vende para sostener ficticiamente el precio del dólar. Nadie dice que estamos importando tomate triturado de China, que perjudica a nuestra industria; que importamos bobinas celulosas, cartón, y eso perjudica a nuestros cartoneros. Contra todo eso paramos. Y vamos a seguir en movilización constante. Este gobierno nacional se quedó en el tiempo, con una sola escuela política económica: la austríaca, cuando hay muchas más, como las clásicas de Smith, la marxista, la keynesiana, o la del desarrollo de Raúl Prebisch, que es sumamente aplicable a la idiosincrasia de nuestro pueblo.
¿Qué vislumbra a futuro para los trabajadores, tanto del sector público como del privado?.
Uno no quiere ser dramático, pero como dijo alguien, la única verdad es la realidad. El panorama es cada vez más complicado. Esta política económica llevada adelante por Milei —el fiel representante de la casta más clásica de la Argentina— junto con Sturzenegger y Caputo, no es otra cosa que la escuela de la bicicleta financiera, una que se fundó acá en la Argentina. Entonces el panorama es complejo. Los salarios están a la baja. Algunos sectores privados trabajan media jornada. Y mientras tanto, tenemos una inflación que parece dibujada. Te hablan de 2,5% o 3%, pero cuando discutís paritarias, te ofrecen 1%. Y esto se suma a los males que venían de arrastre, como la devaluación. Muchos trabajadores van a caer en la pobreza. Si uno tiene una familia, y entra un millón de pesos, tenés que pagar 450.000 de alquiler, más comida, más gastos… nadie vive con dignidad hoy. Comer carne todos los días, que tu hijo tome un vaso de leche… necesitás dos palos. Y nadie lo gana. Es muy raro hoy en la Argentina o en nuestra ciudad quien tiene esos ingresos.
¿Cree que el gobierno nacional debería cambiar el rumbo?
Totalmente. Por ahí te dicen que es culpa del gobierno anterior. Pero ya nos pasó con Macri: se perdieron 45 mil millones de dólares. ¿Dónde están? Ahora vamos a pedir otra vez préstamos, con una balanza comercial del año pasado favorable por 18 mil millones, con un blanqueo de 20 mil millones, y hoy no tenés un solo dólar. Entonces, algo está pasando. Es momento de que la población empiece a pensar y analizar. No se trata de ser de Boca, de River o de Racing. Se trata de ser argentino y actuar en defensa propia.
¿Cómo evalúan desde la CGT el diálogo con el Gobierno Nacional? ¿Se preparan nuevas medidas?
Eso se va a ir viendo. Las medidas de acción se irán reflejando. Lo que sí, no hay que dar tregua. Y no todas las acciones son paros: puede haber movilizaciones, como la del 1º de mayo. Siempre hubo diferencias dentro de la CGT, como en cualquier familia: el hijo que se enoja, el padre que se calienta… Es un movimiento que representa a muchísimos trabajadores, con distintas realidades. Hay dialoguistas y otros que no tanto. Hay que mantener un sano equilibrio. Como diría el General: no ser ni apresurado ni retardatario. También es raro que al Presidente o a Caputo o a Sturzenegger nadie les repregunte, nadie los cuestione. Los periodistas que repiten siempre los mismos panelistas no les dicen nada cuando Milei dice que los jubilados están en su mejor momento. ¡Miente! En diciembre 2023, un jubilado cobraba 160 mil pesos, más un bono de 70 mil. Eran 230 mil. Dividido por el dólar oficial a 480, te daba 430 dólares. Hoy, con el dólar oficial a 1087, y cobrando 370 mil, no llegan a 313 dólares. También mintió descaradamente cuando dijo que la inflación del gobierno anterior fue del 17.000%. En algún momento, el periodismo tiene que hacer un replanteo. Informar como corresponde, y condicionar a los gobernantes para que no nos mientan más ni abusen de nuestra paciencia.
Se espera que hoy se reúna el Gobierno con el FMI para cerrar un acuerdo. ¿Cómo ve esa situación?.
Mire, lamentablemente, creo que esos fondos no van a ser para invertir en innovación tecnológica, en ciencia, en tecnología, en las universidades, en apalancar el sector de la producción. No van a ser para crear trabajo genuino.





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