Entrevista a Martín Oliva sobre la reforma del IOSPER

—¿Qué le ha parecido este anuncio? Sabemos que va a generar debate, charlas, diálogo, pero en principio, ¿qué tiene para comentarnos? ¿Cuál es su primera percepción de lo que ha podido escuchar hasta el momento?

—Bueno, tengo un sesgo, quizás, por mi profesión: soy médico, y entiendo que el IOSPER es una estructura administrativa y médica compleja. Digo médica porque el fin de la administración es la salud de las personas, y eso toca temas extremadamente sensibles. No podemos centrarnos solamente en la discusión administrativa. Yo, personalmente, desde ese sesgo, como médico, como exdirector de un hospital, como prestador —porque atiendo—, deberé imbuirme de muchísima información para entender esto. Me imagino todo el tiempo que el Ejecutivo estudió por qué intervenir el IOSPER, más el tiempo que les llevó tomar esta decisión de reestructuración. Les va a llevar un tiempo pasarnos en limpio las razones de este cambio tan radical, como de 360 grados. Cuando uno tenga toda esa información, podrá a partir de ahí, con ese insumo, empezar a diagramar sus decisiones. Pero, por eso digo, el tiempo que llevó tomar esta medida seguramente será menor cuando se nos presenten los datos, pero lo importante serán los argumentos de por qué este giro total. Entiendo un poco de administración, pero sí entiendo de medicina. Y el fin último de la obra social es atender a la gente. Desde esa perspectiva, cuando nos explican que con esto se garantiza tal o cual cosa, y uno lo puede ir viendo, andando, bueno, ahí hay una cuestión. Me parece que será un largo recorrido el que tendrá la Legislatura para poder acompañar esto.

—Los tiempos parecieran que no deberían ser largos, considerando que la intervención finaliza en poco menos o poco más de un mes. ¿Eso afectaría el trabajo que tendrán ustedes como legisladores?

—El proyecto ingresó hoy al estado parlamentario. Le digo la verdad, todavía no lo leí. Más allá de la letra dura, uno tiene que tener explicaciones, porque todo tiene un espíritu. Las leyes, los proyectos. Primero hay que entender eso. Seguramente, desde el Ministerio se buscó una eficiente organización administrativa, calidad y seguridad en las prestaciones. Si uno ve eso, puede avanzar. A mí me ha pasado, como ahora que estoy en una reunión por la ley de Administración de Bienes del Estado, y es muy jurídica, me cuesta. En este caso, quizás tenga más facilidad por mi formación, pero tengo que entender que no todos mis colegas son médicos ni han administrado centros de salud grandes como el de Urquiza. No quiero decir que esto sea determinante, porque el análisis no termina en el Senado: luego va a Diputados.

—¿Entiende que va a ser muy largo el recorrido en la Legislatura?

—Mire, si al Gobierno Provincial le llevó un año y medio tomar la decisión de intervenir, estudiar y luego elaborar este proyecto de normalización —o como quieran llamarlo—, no creo que nosotros en 30 días podamos resolverlo en comisiones. Esa es la sensación que tengo. A lo mejor viene con un grado de información que permite una decisión rápida, pero como no lo tengo aún, tengo que empezar a preguntar e indagar. Nos avisaron que ingresaba el proyecto, pero no participamos en su desarrollo. En otros temas, como la reforma política o la boleta única, sí hubo reuniones previas. En este caso, no. Recibimos el proyecto ya preparado.

—Los gremios expresaron un fuerte rechazo a esta medida. Marcelo Pagani, por ejemplo, pidió responsabilidad a los senadores. ¿Qué reflexión le merece?

—No había escuchado a Pagani, pero le hablo por mí. Es muy difícil que yo vote algo que no tenga el acompañamiento de la mayoría de los representantes de los trabajadores. Está en mi esencia. Aunque uno pudiera decir: “bueno, a lo mejor los gremios defienden algo que no es razonable”, yo no lo pienso así. Parte de estar en este lugar tiene que ver con los trabajadores. Lo mismo con los docentes, con la educación, con la primera infancia, o cuando se trata la universidad. Es muy difícil que yo, por más argumentos que me traigan, vote en contra de los trabajadores. Hablo por mí, no por los demás.

—¿Está prevista alguna sesión en el Senado?

—Hoy están trabajando en comisiones. Yo no integro las comisiones de esta noche, que son Legislación y Hacienda. Después tendremos la voz parlamentaria, la reunión de bloques, y a las siete la sesión. La semana que viene continuarán las comisiones. Este tema tomará estado parlamentario si le damos ingreso en la sesión de hoy. Luego se acordará en la voz parlamentaria a qué comisión se deriva.

—¿Cree que es pertinente, a esta altura del año y de la gestión del Gobierno Provincial, abrir este debate?

—Mire, la gente nos puso acá para debatir y trabajar. Todo lo que tenga que discutirse, hay que hacerlo ahora. Pero necesitamos insumos, información, para tomar decisiones y votar adecuadamente. Eso lleva tiempo. Tenemos proyectos grandes como el de la ABE, la Administración de Bienes del Estado, la reestructuración del IOSPER, una eventual reforma constitucional, cuestiones del Poder Judicial… todos pueden ingresar, pero el debate y estudio llevan tiempo. Una coma mal redactada puede tener consecuencias. Podemos tener mayoría en el Senado, pero si los cambios no se respetan en Diputados, no sirve. Hay que consensuar. El Ejecutivo establecerá las prioridades, y nosotros las abordaremos en las comisiones. Hablo por mí, no por el Senado.

—¿Avizora que el trabajo será más intenso en lo que queda del año?

—Sí, porque, aunque a la gente le moleste, este es un año electoral. Y eso nos obliga a participar, debatir, reunirnos. Yo no vivo de la política: ejerzo mi profesión, doy clases, soy docente en mi facultad. La prioridad es responder al emprendedor y la emprendedora que nos votó, pero todo tiene un orden de prioridades, como cuando entra un paciente al quirófano. Desde que asumimos, se extendió el período de sesiones. Sesionamos hasta el 27 de diciembre del 2024, y también en enero y febrero. Hicimos comisiones, no hemos parado. Me enorgullece y me siento cómodo con ese ritmo de trabajo. El ingreso de temas no es problema, hay que establecer prioridades, sin dejar de tratar ninguno. Pero, en mi caso, no puedo acompañar una idea que vaya en contra de los trabajadores. No entra en mi cabeza. Es como votar en contra de la universidad pública. Se puede querer una universidad más eficiente, que investigue más, que haga más extensión, pero siempre dentro del marco de la vida universitaria.

—Desde el anuncio de ayer hasta hoy, ¿recibió algún llamado de dirigentes gremiales expresando preocupación?

—Sobre la reforma en IOSPER, no directamente, pero saben que tienen un canal abierto conmigo. Hablo con dirigentes de AGMER, ATE, FESTRAM… Mario Barberán me mandó un mensaje, por ejemplo. Con dirigentes de FESTRAM que integran la mesa directiva, sí. Yo me siento un dirigente del justicialismo, del Movimiento Nacional Justicialista, cuya columna vertebral son los trabajadores. Y tengo que mantener una línea de coherencia.

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